Uno de los conceptos que, para mí, son más interesantes en el videojuego, es cómo te hace vivir la obra.
Nótese que estoy mencionando la palabra «obra» y no la palabra «juego». Y es aquí donde llega la gran dicotomía y el gran problema que he visto en muchos de los comentarios sobre The Last of Us Part II.
No voy a defender el juego ni sus giros y tropos. Ya dije, por aquí, que me parecían vagos en muchos sentidos, pero no voy a apoyar los comentarios que hablan de un juego como de una tarde de parchís.
Un videojuego es una obra de un autor. Y punto. Pero los videojuegos tienen un problema añadido, que es la enorme variedad que te puedes encontrar. Pero claro, esto no sucede en el resto de artes o medios.
Por ejemplo, ¿qué tal la literatura? ¿Se puede hacer que la literatura sea un juego? ¿Acaso puedes tú elegir a dónde vas? Existen unos libritos que te dan esa opción, pero se consideran más campañas de rol para un jugador que literatura.
¿Y en la música? ¿Puedes elegir algo? ¿Habéis visto alguna serie o película que te permita escoger? Bueno, os acordaréis de la sobrevalorada Bandersnatch y poco más. Que en realidad este capítulo de Black Mirror es una aventura gráfica malísima.
Sin embargo luego tenemos el mundo de los videojuegos: Juegos de cartas, con historia, de supervivencia donde la historia importa poco, o donde la historia importa mucho… Hay una amalgama de posibilidades y muy poca conciencia de lo que es una obra.
El videojuego, la obra y el espectador
Una obra es la creación de un autor a través de un medio. Los videojuegos pueden abarcar desde historias lineales hasta juegos de puro divertimento. Abarcarlos desde la misma lupa es un error. Es como criticar una obra de terror porque no tiene apenas momentos de comedia.
Imaginad, acaso, esa conversación. «¿Qué tal te ha parecido la Lista de Schlinder?», «Mal, porque no es nada graciosa. Yo si voy al cine es para pasármelo bien, y con la Lista de Schlinder la verdad es que lo he pasado mal. No sé entonces para qué voy al cine, ¿para pasarlo mal?».
Suena absurdo, ¿verdad? Pues bien, esta conversación se está teniendo todos los días en relación a The Last of Us Part II. Cuando en realidad esto es IGUAL que una película. Que puedas moverte por los escenarios es una concesión del medio.
Si acaso el autor quiere dejarte elegir un ápice de lo que pasa, será decisión suya. Si no quiere dejarte elegir nada, también. Y ambas están igual de bien hechas. Lo que hay que criticar es la obra en sí, no lo que el jugador puede o no puede hacer respecto a la historia.
Entenderlo a la primera: el estudio de la obra
El medio del videojuego tiene un problema adicional a la hora de juzgarlo: por cómo funciona, es muy difícil analizarlo como al resto de artes.
En la literatura puedes ir señalando un libro y volviendo a esa página constantemente. Igual en la poesía. Luego está el cine o la música, que puedes volver adelante y atrás, encontrar referencias. En resumen, puedes pararte a analizar la obra con suma sencillez. Pero el videojuego no.
Hablo de analizarlo a nivel artístico. De analizarlo para encontrar todas las coherencias e incoherencias de la trama. De decir «esta conversación de ahora casa perfectamente con la conversación que he tenido hace diez horas». Os voy a poner un ejemplo: «chaos is a ladder». Es una frase que suena en dos momentos muy diferentes de una serie de muchas temporadas, pero es fácil de reconocer por cómo funciona el medio, por lo fácil que es volver a ese momento.
Disfrutar una obra es mucho más exigente en un videojuego que en un medio lineal, porque no deja al espectador que entorpezca ni meta su personalidad en el personaje. Sin embargo, una película, una serie, es algo empaquetado y listo para llevar.
Pero no tratarlo así, no ser consciente de estos problemas, es algo injusto para un medio tan maravilloso como es el videojuego.
No. La obra no le pertenece al espectador. Dejad de dar el coñazo con ello.