La cancelación del E3, la mayor feria de anuncios de videojuegos del mundo, a causa de la crisis del COVID se vio como una oportunidad. ¡Las empresas ya no van a estar atadas! ¡Libertad total y absoluta! La noticia se recibió, además, con varias alternativas. El Summer of Gaming, el Summer Game Fest, el Guerrilla Collective, Future Game Show, PC Gaming Show, el Miami Sound Machine… Preveíamos, desde la lejanía, que sería un verano épico de junio hasta agosto.
Sería Navidad durante todo el verano.
Y menuda tremenda mierda nos estamos comiendo.
Llevamos varias semanas con distintos tipos de conferencias. O pequeñas charlas con Geoff -aka, el Geoff- que nos enseñan algún título o noticia interesante, o nos comemos unas conferencias del tamaño de Wisconsin.
El tema es que la única conferencia que ha valido la pena ha sido la de Playstation 5. Las demás han sido rollos larguísimos apenas sin anuncios y con juegos repetidos. ¿Sabíais que hay un shooter de ritmo? ¿Y un JRPG de una pareja que copula pero que tiene que matar monstruos? ¡Claro que lo sabéis, lleváis viendo los mismos tráilers una semana entera! ¿Cómo no lo íbais a saber?
Lo grave, es que termina una conferencia y te dicen «hey, ahora hay otra, espérate para ver más anuncios», y la mitad de las cosas ya las hemos visto. Pero es que si no los habías visto en otra conferencia da igual porque son juegos que ya llevan meses anunciados y han aprovechado esta brecha para aparecer.
En el E3, en el tiempo en que hemos consumido todo lo de la semana pasada, ya se habrían acabado casi todas las conferencias. Lo digo en serio, lo he calculado.
Lo peor es que todavía nos quedan como varios días de conferencias del chichinabo y todas esas van a restar importancia a las buenas conferencias. El EA Play es la madrugada del jueves para el viernes. ¿Quién se va a acordar si antes hay como dos historias que nadie recuerda? Pero luego para la conferencia de Ubisoft toca esperar a Julio, y para la de Microsoft también…
Salvo los números de Playstation, los demás están siendo pobres. Conferencias que en sus canales oficiales no llegan ni a los 10.000 espectadores. Redactores que esperan frente al monitor a ver si anuncian algo nuevo. Pero no, ahí estamos, perdiendo la ilusión.
Por favor, E3, ¡vuelve!