Al fin tengo Final Fantasy VII Remake. De aquí a su salida el día diez de abril voy a lanzar varios textos acerca del título. Y al final del todo podréis leer un «análisis», o algo parecido a un análisis porque posiblemente no lo habré terminado para entonces.
Pero como me he decidido a sacar algo así como un análisis de Final Fantasy VII Remake estoy jugando al título con otras intenciones diferentes a disfrutarlo. Lo único que os voy a comentar aquí es que el juego tiene muchas cosas nuevas respecto al original. Que digo muchas, muchísimas. Y es, mientras buceo en estas nuevas partes, que no sé si mi yo está preparado para abarcar esto.
Me pasa todo el rato que lo estoy jugando, no me gusta, pero luego digo «en realidad ha estado guapo». Mucho más tarde, en frío me viene un «¿No me estaré pasando?». Es decir, ¿no estaré prejuzgando el título, menospreciando elementos porque no son, en concreto, justo lo que a mí me gustaría ver? ¿O quizás por ser demasiado diferente al original? ¿O quizás por ser tramos largos de «historia» entre lo que yo considero la «historia principal»? ¿Cuánto tengo que alejar el yo fan para que el yo crítico analice el juego, lo más cercano a lo objetivo posible? Sinceramente, no tengo ni la más menor idea.
¿Y si me pasa al contrario? ¿Y si le estoy perdonando demasiadas cosas porque quiero que salga un buen juego?
Otra cosa que me está pasando, es que estoy encontrando a mucha gente con Final Fantasy VII Remake pero que no ha jugado al original. En parte les envidio, porque sus repuestas están siendo extremadamente positivas y sin ninguna duda. Es posible que incluso haga una comparación de ideas de gente que lo está jugando y gente que no.
Lo que sí puedo decir, a estas alturas, es que lo estoy disfrutando. Lo estoy disfrutando muchísimo. Por ahora deciros, que si tenéis dudas, esperéis a los artículos de esta semana. Pero ya os voy adelantando que el siguiente artículo será sobre la banda sonora. Oh boy. Qué absoluta maravilla.
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