Activision Blizzard la lía con Diablo 2: Resurrected y su sistema DRM
Un problema más de Activision Blizzard
Activision Blizzard vuelve a hacerlo, cuando parecía difícil ir más allá en torno a toda la negatividad que provoca la empresa en la actualidad, han vuelto a superar de la forma más increíble. Diablo II: Resurrected salió el pasado mes de septiembre, y una cuenta de Twitter llamada ‘DoesItPlay1‘, dedicada a mostrar si los juegos se pueden jugar offline, ha mostrado un problema del juego que ha provocado la furia de muchos usuarios.
You cannot play Diablo 2 resurrected after 30 days of being offline, one of the first console games to feature check in drm.
It serves no real purpose and can be removed with hacks.
Dark times pic.twitter.com/EVnPVhXisD
— Does it play? (@DoesItPlay1) January 17, 2022
En Diablo II: Resurrected debes conectarte online al menos una vez cada 30 días, en caso contrario, no podrás volver a jugar. ¿Qué diablos es esto? Pensaréis. Se trata de uno de los primeros títulos que incluyen un sistema DRM (gestión de derechos digitales) en consolas tan restrictivo, siendo más habitual los que simplemente ponen como condición que la conexión a internet sea obligatoria.
En PC el hecho de estar conectado es a día de hoy un hecho, pero en las consolas sigue siendo habitual jugar sin estar conectado a la red, por lo que un sistema tan restrictivo puede acabar provocando que un gran número de usuarios quede bloqueado en Diablo II: Resurrected.
La gente exige respuestas a Activision Blizzard
La desarrolladora todavía no ha dado ninguna respuesta al respecto, por lo que habrá que esperar. Una posibilidad es que, dado el enorme número de quejas, la compañía norteamericana lance un parche que solucione este grave problema.
Los problemas no dejan de salir en una compañía que en el pasado fue una de las más prestigiosas de toda la industria. Blizzard era sinónimo de éxito y calidad excelsa, pero en la actualidad muchos son los problemas y cambios que debe afrontar este gigante del videojuego. Comenzando por su CEO, un Bobby Kotick que no se atreve a dar la cara y enfrentarse a una cruda realidad en la que todo el mundo le exige explicaciones.