El mal querer catapultó a Rosalía hacia el estrellato. El álbum, basado en el texto medieval Flamenca, explica una relación tóxica en la que ella sale victoriosa dejando toda la mierda atrás. Con escuchar el disco y leer a la gente que realmente sabe de música es fácil hacerse una idea de la magnitud de la obra. Durante la última semana quien parece que se ha esforzado en emularlo ha sido Óscar Cañellas «Mixwell«. Concretamente lo ha llevado a otra dirección, pudiéndolo reescribir como El buen querer. Porque hablar de que el jugador tiene una relación tóxica con G2 Esports es algo peligroso, pero él mismo ha demostrado querer evitar tenerla con su propia comunidad.
Para una gran parte de los seguidores de Mixwell, que G2 Esports decidiera enviarle al banquillo por Wassim Cista «keloqz« generó una gran disconformidad. Celos, Disputa o Lamento, el capítulo que consideréis más oportuno porque para gustos los colores. Sin embargo, un sector lo llevó a otro nivel generando toxicidad alrededor del club y del propio keloqz. Ante esta situación, el mensaje publicado en Twitter por el capitán de G2 fue claro: «Si eres tóxico no me representas«. Que te vayas a a la mierda si vas a generar odio, vamos. El ahora jugador profesional de VALORANT asumió su responsabilidad, algo tan necesario como poco habitual en la actualidad. Para más inri de estos aficionados, G2 consiguió el billete a la EMEA Challengers a pesar del desprecio vertido.
Cualquiera puede dar su opinión siempre y cuando sea con fundamento. A mí las críticas constructivas me parecen geniales, lo que no me gusta es el odio gratuito por la cara, sobretodo si es a otra persona con la premisa de que eres fan.
— G2 m1xwell (@Mixwell) January 22, 2022
Y es que es muy diferente «sentirlo por el que se haya ofendido» que no pedir «disculpas por lo que dije». A mi parecer, mientras el primer grupo muestra egoísmo, el segundo enseña voluntad para querer mejorar. No es lo mismo hacer que no ha pasado nada que asumir responsabilidades en función de tu figura. Con Mixwell hemos vivido el último caso, no porque haya hecho algo específicamente malo en el último mes, si no porque se ha hecho cargo con el deber que implica su posición. En los deportes electrónicos vivimos ambas situaciones, aunque predominan los primeros y no hace falta hurgar demasiado para encontrarlos. Tampoco es extraño ya que no dejan de ser un reflejo de lo que sucede en la vida. Encontrar gente como Samantha Hudson que se hace cargo de aquellos tweets desafortunados por muy antiguos que sean es lo raro.
En lo que sí puedo estar en desacuerdo con Mixwell es en el tema de los infiltrados. Evidentemente existen en muchos lugares y tenemos a los esquiroles como gran exponente. Sin embargo, también hay seguidores que sí son fans pero simplemente no tienen dos dedos de frente. Véase en los arrojamientos de objetos del Benito Villamarín o en el Goodison Park a jugadores rivales como ejemplo de ello. Claro que esos aficionados son muy del Betis y del Everton respectivamente, pero no son excesivamente inteligentes (por ser sutil). «En los envases de detergente pone ‘no ingerir’ y en las entradas de fútbol que no lancemos objetos al campo. La mera existencia de esos avisos nos dice que el ser humano es un asunto fascinante» que dice Enrique Ballester, columnista de El Periódico.
Lo de cometer errores para poder mejorar
De todas formas, este capítulo en la carrera de Mixwell y su respectiva gestión me recordaron unas declaraciones de Alejandro Fernández-Quejo «mopoz«. En Movistar Riders turned anxiety into joy to make history for Spain, un excelente reportaje de Lucas Aznar, el jugador de Counter-Strike: Global Offensive (CS:GO) explicaba que ni el jugador de G2 Esports ni Christian García «loWel» fueron capaces de transmitir su conocimiento al resto de los jinetes en la época del «superequipo» español de 2018. Y resulta que hace dos semanas di la chapa de muchacho confuso con la vida sobre que los jóvenes queremos y debemos equivocarnos para poder mejorar en un futuro. Puse como ejemplo unos tristes macarrones porque a veces la cabeza no da para más, pero quizás esta es una mejor situación.
Evidentemente no es lo mismo hablar sobre actitudes que sobre los aspectos técnicos de Counter-Strike, pero la base sigue ahí. Asumo el riesgo de hablar sobre hipotéticos, pero quizás sin ese error ahora Mixwell no podría haber transmitido que para ser su seguidor no hace falta ser tóxico. Probablemente sin haberse dado cuenta del error que fue no generar contenido sobre CS:GO regularmente no habría hecho lo mismo en VALORANT tras su transición. El buen querer es una obra que se encuentra en proceso de escritura constantemente porque con el mínimo error se puede desperdiciar. Y ahora, gracias a las experiencias vividas con el paso de los años, el jugador parece encontrarse en el capítulo de Cordura.