La cobertura de un evento es como la Luna: sólo ves su cara luminosa. No deja de ser el ejercicio lógico ya que, al fin y al cabo, te pagan por transmitir información de calidad independientemente del medio o género que se trate. Sin embargo, atrás quedan los contenidos que inicialmente tenías pensado pero que finalmente no han podido ser. O anécdotas curiosas en las que dudas si están provocadas por el cansancio o por un severo retraso madurativo. Independientemente de cuál sea la situación, la conclusión es clara y concisa. Da igual si se trata de deportes electrónicos, tradicionales, cultura, política o simplemente el día a día. Todos tenemos altibajos, no siempre se puede estar en un ocho o nueve sobre 10 y nos debería dar igual.
La cobertura de la BLAST Premier Spring Final para este medio de comunicación no fue una excepción a la situación planteada inicialmente. Desde el primer día la falta de lucidez hizo acto de presencia y no precisamente por no tener activada la mentalidad de hablar principalmente en inglés en lugar de hablar como se pueda en portugués. Son las nueve de la mañana de un miércoles después de una noche en la que se ha dormido poco y todo aquel adicto al café sabe que con sólo uno tomado minutos antes de algo ‘importante’ no es suficiente. Todos esos factores unidos provocan que en la primera vez en la que veo físicamente a Finn Andersen «karrigan«, in-game leader de FaZe Clan, no se me ocurra nada mejor que preguntarle si sabe dónde está la sala de prensa.
No es nada grave, ni siquiera lo peor que he hecho, pero es de tener pocas luces. Como si un jugador profesional no tuviera bastante con tener que estar concentrado en el partido que deberá disputar. En cambio, molestar a uno de ellos con una pequeña luz en plena partida en directo sí fue serio. Pasó con Emil Reif «Magisk«, de Team Vitality. En la BLAST Premier Spring Final estaba permitido realizar fotografías siempre que no fueran con flash, por lo que debía hacerlas con la opción que la desactivaba pero con el enfoque manual. El automático genera una pequeña luz, pero suficiente como para disturbarles. Evidentemente, cuando sucedió el accidente Magisk pidió rápidamente que no le hicieran fotos.
Por suerte el incidente no tuvo impacto. Explicada la situación al jugador y pidiéndole disculpas cara a cara, su reacción fue la más humana posible. Magisk dijo que no importaba y entendió la situación porque, por muchas pajas mentales que nos lleguemos a hacer, las figuras que vemos detrás de las pantallas no dejan de ser personas. Igual que la gente que hace que una sala de prensa tenga sentido. Porque te dejan gesticular mientras lo das todo en las últimas horas de trabajo después de 12 horas metido en el mismo recinto a sabiendas de que uno debe activarse de alguna forma sin café ya que luego quiere dormir.
Da igual si se trata de la cobertura de la BLAST Premier Spring Final, la Intel Extreme Masters (IEM) de Colonia o un Major. Los deportes electrónicos son una extensión de lo que vivimos en el día a día: no hay tiempo para poder tener un bajón. Ni siquiera cuando este significa hacer las cosas mal o implique un impacto negativo. Siempre debemos mostrar nuestra mejor cara y acabar con la misma energía con la que empezamos. Como si diera igual llevar más o menos horas, material o una carga emocional por cosas que de verdad sí importan. A veces simplemente no damos para más necesitamos esas anécdotas o ausencias de contenido como reivindicación de ello. Esta puerta está cerrada con llave y debemos tirarla a patadas. Si nadie nos da el margen para notar la carga del cansancio nos tocará a nosotros ganarnos el hueco.