La final de la League of Legends Championship Korea (LCK) llegaba al Spring Split de 2022 como un culto a la memoria. Una década atrás nació una de las competiciones que han dado forma a la historia de League of Legends como deporte electrónico. Por lo tanto, volver diez años después al KINTEX era un homenaje a todos aquellos equipos, jugadores y aficionados que habían construido la importancia de la liga. El campeonato surcoreano no se entiende tampoco sin la presencia de T1, el gran dominador que hasta ahora no había pisado el Centro de Exhibiciones Internacional de Corea del Sur para disputar la final. Con un contundente 3-1 contra Gen.G ha conseguido un título histórico que, como los versos de un poeta, trascienden más allá de su respectivo campo.
El homenaje a la memoria fue histórico en el KLINTEX. La LCK decidió conmemorar por todo lo alto a las figuras que constituyeron la historia de la liga. 7.000 espectadores pudieron apreciar la aparición de figuras históricas como Yoon Ha-woon «MakNoon«, Kim Jong-in «PraY«, Lee Ho-jong «Flame» o Song Kyung-ho «Smeb«. Sin embargo, el público quería ver a T1 alzar el título de campeón. Los tricampeones mundiales partían como favoritos al realizar el primer 18-0 de la historia de la competición y superar las semifinales sin ceder ningún mapa. Hacerlo en el congreso de Goyang era simbólico por diversos motivos, en primer lugar para revivir la sensación de campeón después de dos años y después por aplicar el veni, vidi, vici en el ámbito deportivo.
Delante de T1 se encontraba un Gen.G completamente desnudo. A diferencia de lo sucedido en la fase regular, ya no contaba con ausencias importantes por el COVID-19, por lo que el ajustado 3-2 ante un DWG KIA extremadamente de su dúo medio-jungla sembraba más dudas que certezas por las formas. Tampoco ayudaba que la organización todavía sigue traumada en los momentos importantes. Toda final que ha disputado la ha perdido, teniendo en los tricampeones mundiales una némesis con la que ni siquiera mejoraban un 3-0. En esta ocasión perder de forma contundente exponía al conjunto ya que no contaba con argumentos secundarios para justificar la derrota después de muchas inversiones.
Gen.G arranca pero no despega
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La serie arrancó con Gen.G acelerando para dar la sorpresa a todo el mundo. Qué mejor que resolver las cuentas pendientes ante T1 que convirtiéndose en el gran antagonista mundial tras arruinar la temporada perfecta. Park Jae-hyuk «Ruler» consiguió la primera sangre en la calle inferior y Han Wang-ho «Peanut» se impuso en los primeros compases de la partida. Esto se tradujo en control de objetivos para GEN, algo que finalmente acabó valiendo de poco dado el control del mapa por parte de los tricampeones mundiales. Un asesinato cuádruple de Lee Min-hyeong «Gumayusi» después de que Ruler y compañía se hicieran con el Barón Nashor ratificó la superioridad del conjunto surcoreano.
En el siguiente mapa los papeles cambiaron completamente. Fue T1 quien arrancó con un buen early game, algo especialmente importante teniendo en cuenta que le dio Lucian a Choi Woo-je «Zeus«. El conjunto surcoreano sobrepasó como quiso a Gen.G, que encontró en los dragones una condición de victoria a la que aferrarse. Cada vez que los tricampeones mundiales acometían, ellos contestaban con más sangre para que la desventaja no fuera excesiva. Un error impropio de T1 forzando el Barón Nashor llegados al minuto 22 le dio a Gen.G la esperanza necesaria para poner el empate del marcador. El club de Lee Sang-hyeok «Faker» siguió ahogando a GEN, pero tropezó en la misma piedra una vez más.
De todas formas, el empate en el marcador no llegó pasada la media hora del segundo mapa. Gen.G ya contaba con el Alma del Dragón de Nube a su favor, pero de T1 si algo hemos aprendido en esta última temporada es que nunca se le puede dar por muerto. Por ese mismo motivo Ruler demostró por qué tiene su aspecto de campeón del mundo con Xayah al realizar una increíble pelea grupal. Era el objetivo de Faker, Moon Hyeon-joon «Oner» e incluso de Gumayusi, que de la obsesión por querer acabar con él usaba su Destello hacia adelante. El tirador demostró la dependencia de todo un club en su figura para poder poner el empate.
T1 no se conforma con ganar
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El empate le dolió a T1. No porque fuera una situación poco habitual en una serie al mejor de cinco, si no porque el club estaba predispuesto a hacer historia. Ganar por 3-2 significaba tener el mismo récord que Fnatic consiguió en 2015 en Europa, por lo tanto, la trascendencia dejaría de ser única. Con el hambre tener un significado mayor en la historia de los deportes electrónicos, los tricampeones mundiales no se complicaron. Con la excepción de Ryu Min-seok «Keria«, en el tercer mapa todos sus jugadores acabaron con selecciones de confort para sobrepasar en la Grieta del Invocador a un Gen.G que se veía superado desde la pizarra.
Gen.G volvió a aferrarse al dominio de los dragones para jugar alrededor del Alma, pero el despliegue de T1 era máximo dentro de la Grieta del Invocador. Oner hizo de Peanut su juguete particular y dictaminó por encima del MVP del Spring Split el cómo y el cuándo de la mano de Viego. Daba igual que Jeong Ji-hoon «Chovy» llegara a bailar con LeBlanc para intentar aguantar un encuentro con movimientos surrealistas. Los tricampeones mundiales mostraron un rendimiento de «League of Legends de libro» para acercarse a su tan ansiado récord.
La ambición de T1 con hacer historia era tan grande que le dio igual cerrar la final con un partido anticlimático. El conjunto surcoreano no ganó, si no que humilló a Gen.G en el mapa definitivo. El marco analítico de League of Legends pasó a dar igual dada la superioridad de los tricampeones mundiales. Nunca habían dado muestras de tener perdida la final y se habían cansado de esperar. Daba igual que GEN quisiera sacar orgullo a través de un Akshan para Choi Hyeon-joon «Doran«. Ruler era el único jugador que no se había visto sobrepasado por su oponente. Un asesinato cuádruple de Oner fue el principio de fin y una cazada sobre el único resquicio de esperanza la sentencia definitiva.
Un ejercicio de poesía
T1 ratificó por qué es el mejor club de la historia de League of Legends cerrando una década con poesía. Los años han avanzado, pero el conjunto surcoreano se ha mantenido como gran ganador histórico. También lo ha hecho Faker, que ha conquistado el KINTEX cuando ha tenido la oportunidad. En medio de una generación de jóvenes talentos el Rey Demonio es el maestro que indica el sentido de los deportes electrónicos, que ejemplifica qué es tanto el MOBA de Riot Games como el propio videojuego. 10 años ha tenido que esperar para poder competir a nivel internacional en casa. Lo hará en Busan en el próximo Mid-Season Invitational (MSI) con «La Décima» LCK en sus brazos, arrebatando a su querido Kim Jeong-gyun «kkOma» la exclusividad en dicho aspecto. Todo esto haciéndolo como one man club, algo incluso más extraño que el nivel que ha normalizado durante estos tiempos.
El Rey Demonio cerró el cuarto mapa con Ahri, uno de esos personajes históricos que él conoce como nadie en el mundo. No obstante, no fue el único recurso estilístico que pudimos ver en la final. Keria, MVP de la temporada, se despidió con Thresh, campeón con el que sigue invicto y que sólo selecciona cuando ve que es el momento adecuado. Las lágrimas de tristeza que derrochó durante las semifinales de los últimos Worlds pasaron a ser de alegría consiguiendo su primer título de campeón. Conseguir su primer trofeo haciéndolo como mejor jugador de una región y con un 18-0 es extraordinario, pero no sorprendente en su caso dado su indiscutible talento. T1 ha conseguido un título de campeón de la LCK dos años después que por contexto y formas ha significado pura poesía. En otras palabras, una de las máximas expresiones de belleza del League of Legends moderno.