Es algo que nos hemos estado preguntando desde hace mucho tiempo. Y podríamos decir, cada vez más, que League of Legends es un juego con diversidad. Desde el aspecto puramente de la diversión ha sido así durante más tiempo, pero sí que es verdad que de un tiempo a esta parte el juego ha estado sujeto a un ‘meta’ en concreto.
Pero el meta no siempre ha sido amigo del entretenimiento. Largos han sido los años en los que, competitivamente hablando, se jugaban 3-4 campeones por posición. Muchos drafts eran fáciles de adivinar, pudiendo saber fácilmente qué iba a escoger un equipo a raíz de lo que estaba eligiendo el otro.
Si bien esto continúa dentro del mismo carril, el meta como tal se ha expandido. Quizás más en ciertos roles que en otros, como por ejemplo en el de los tiradores, donde parece estar todo más con pinzas. Sin embargo, en el resto parece haberse abierto la veda en cuanto a diversidad, y podemos encontrar líneas en las que se jueguen diferentes roles.
Worlds, ese paso definitivo
Y el espectáculo así lo ha agradecido. No es coincidencia que, por ejemplo, las últimas ediciones de Worlds hayan sido las más vistas a la par que las más variadas en cuanto a número de picks. Desde 2018 el juego ha dado un giro a poder jugar más agresivo en roles como top, jungla o mid el cual ha permitido a los mejores jugadores dar su mejor versión, lo que ha dado al juego espectáculo y dinamismo.
Picks agresivos en mid, bruisers como Akali o Irelia en top, junglas carrys como Graves, Lillia o Kindred, o supports agresivos como Leona o Nautilus han dotado al juego de volatilidad y además de variedad, porque todos estos picks han demostrado, pese a su fortaleza, tener sus counters a un nivel no muy lejano para poder combatirlos.