El barómetro bajo
Uno de los mayores problemas de los deportes electrónicos es que en bastantes aspectos nos conformamos con estándares de calidad pequeños
Es domingo y la pereza que genera la obligación de trabajar es máxima. La temperatura en la calle es calurosa pero el sol invita a salir a tomarte un vermut, visitar un museo gratis al ser el primer domingo del mes o pasear por la montaña o al lado del río. El bucólico plan no es posible y la jornada laboral -de esas de saber cuándo se empieza pero no cuándo se acaba- se hace bola. Y por si fuera poco un pensamiento intrusivo revive porque un medio de comunicación especializado en deportes electrónicos cree que es una buena idea hacer un meme sobre un caso de abuso sexual.
La cosa no sólo se refiere a los medios de comunicación, también a los propios actores de la industria. El Schalke 04 suspendió a su jungla por llamar «subhuman» a otro jugador en solo queue. Un término que en el Führer se usaba para describir a todos los «seres inferiores» como los judíos, gitanos o pueblos del este de Europa. No seré yo quien se moje si lo usó desde el desconocimiento o a plena conciencia, pero bastantes seguidores -y no sólo aficionados- emplearon el «pero tú más» en relación a la toxicidad. Ni era un dato falso ni la desigualdad para las sanciones está solucionada, pero como si de justificación sirviera en un caso que podía parecer ejemplar.
Dentro de lo que podría considerarse una situación ejemplar, llegan acusaciones de que el mismo Schalke 04 que intenta dar ejemplo ofreció malas condiciones a sus jugadores. Uno llega a la conclusión de que ya no puede fiarse de nada, que ser un misántropo es lo más fácil. Supongo que madurar -si es que puedo llamarlo así- es darse cuenta de que la mierda nos rodea constantemente. Sin embargo, no puedo evitar acallar ese pensamiento cíclico: que muchas de estas situaciones están legitimadas por nosotros mismos.
Quizás no por el hecho de que en su mayoría seamos machistas, racistas o nazis. Tampoco implica que no los haya y no trabajen en la industria, como el ahora excommunity manager de Excel Esports. Pero a lo mejor muchas de estas situaciones se podrían haber evitado si el barómetro fuera más exigente. Si los estándares de calidad que exigiéramos como aficionados fueran mayores en lugar de conformarnos con tan poco. Porque en algunos aspectos los deportes electrónicos son la hostia, pero en otros muchos dejan que desear. Es tan necesario empezar a señalar cuando es oportuno como mirarse al espejo e intentar reconocer qué basura hemos legitimado para evitar hacerlo de nuevo.
Es posible que el mayor ejemplo sea la predominación del entretenimiento por encima de los deportes electrónicos en medios teóricamente más centrados en la última materia. ¿Genera interés el movimiento de los streamers? Sí y se deben cubrir. ¿Se aprovecha este fenómeno para el clickbait? Por supuesto. ¿Ese tipo de noticias funcionan mucho mejor que otras piezas más elaboradas o de una temática distinta? También. ¿Alguien aprieta desde arriba para intentar remar a contracorriente por el bien del medio y el común? Probablemente sean cuatro gatos que acaban tirando la toalla. ¿Los lectores son exigentes ante este tipo de situaciones? Algunos sí, otros sólo cuando les afecta y bastantes las legitiman.