¿Es posible incluir los E-sports en los Juegos Olímpicos?

El innegable potencial de los esports para las Olimpiadas

A la vista queda el ascenso meteórico que los esports y sus competiciones están teniendo en el panorama deportivo global. Lo que comenzó como partidas y competencias completamente informales entre aficionados se ha ido transformado, gradualmente, en toda una industria multimillonaria que llena estadios, genera audiencias masivas en plataformas de streaming y atrae a patrocinadores de renombre internacional.

Con tanta popularidad y seguimiento, una pregunta surge entre los aficionados ¿tienen los esports un lugar en los Juegos Olímpicos?

Deporte tradicional vs. esports, un debate abierto

Las razones que esgrimen los aficionados del esports no genera duda alguna, este tipo de competencias reúne todos los elementos esenciales de un deporte, es decir, requiere habilidad, estrategia, trabajo en equipo y un entrenamiento riguroso.

Por otro lado, se debe tener en cuenta su alcance global, convirtiéndose en una fórmula útil para rejuvenecer el espíritu olímpico y atraer nuevas audiencias. Juegos como League of Legends, CS:GO o Fortnite cuentan con fanáticos en cada rincón del mundo, y sus competiciones ya se organizan con estándares equiparables a los de los deportes tradicionales.

Sin embargo, la oposición tiene como mejor argumento para negar esta entrada que los esports no cumplen con algunos de los valores fundamentales del olimpismo, como la actividad física directa. Habría que sumar, además, el hecho de que los videojuegos sean propiedad de empresas privadas y los Juegos Olímpicos priorizan la neutralidad y la universalidad de sus disciplinas.

El impacto de las apuestas en los esports y su percepción

Un tema que añade aún más complejidad a este debate es el papel de las apuestas esports. Y es que, a medida que las competiciones de este entorno se profesionalizan, las plataformas de apuestas las han ido integrando como una categoría más dentro de sus ofertas.

Esta actividad ha generado un curioso doble efecto: por un lado, refuerza la legitimidad de los esports como una industria comparable a otros deportes; por otro, suscita preocupaciones éticas sobre la influencia del mercado de apuestas en competiciones que tienen una gran base de fans jóvenes. Su presencia en un escenario olímpico podría intensificar el escrutinio sobre el equilibrio entre el entretenimiento y la integridad de las competiciones.

Los obstáculos

En 2021, se organizaron los Olympic Virtual Series, un evento preliminar que incluyó competiciones virtuales en disciplinas deportivas tradicionales, como el ciclismo y el béisbol, y que sirvió para evidenciar el poco interés por parte del Comité Olímpico Internacional (COI) por explorar la relación entre los esports y el olimpismo. Y es que, los títulos más populares de los esports, no fueron incluidos, reflejando reticencia a aceptar juegos que no se basen en actividades físicas o tengan una apariencia violenta.

Por otro lado, los deportes tradicionales no tienen un «dueño», mientras que cada videojuego pertenece a una compañía privada que controla sus derechos y reglamentos, representando un reto considerablemente complicado de superar al entrar en conflicto con los valores del COI, que aboga por la neutralidad y la independencia.

¿Hay futuro olímpico para los esports?

Aunque en un principio parecen pesar más los impedimentos, y las controversias, el potencial de los esports como disciplina olímpica es innegable. Su inclusión revitalizaría el movimiento olímpico y conectaría con una audiencia que a menudo ignora los eventos deportivos tradicionales.

No obstante, antes de dar este salto, será necesario encontrar un equilibrio entre los valores del olimpismo, las exigencias comerciales de los videojuegos y las preocupaciones éticas sobre aspectos como las apuestas y el control de las competiciones.