ESPM arranca una nueva sección de opinión en la que busca impulsar distintas voces dentro de la industria. Virginia Calvo, COO y Co-Owner de Good Game Group, es la encargada de estrenar este nuevo espacio, y lo hace hablando sobre los casters, comentaristas o analistas dedicados a los esports que son una parte indispensable de los mismos y la forma en que se vive una competición.
Los casters, talento en vena
Llevo tiempo admirando el talento de los casters. Admiro ese talento, envidio ese talento. Un talento que en algunos casos supera con creces al locutor habitual de deportes como el fútbol, el tenis o el ciclismo.
Quizá pase desapercibido, pues no son los protagonistas directos de la competición. Están ahí, sonando de fondo en todas las imágenes e impactos visuales que vemos en las competiciones de esports; sin embargo, creo que no somos conscientes de lo importante que son sus voces y sus análisis para vivir una experiencia plena de diversión y entretenimiento.
He tenido la oportunidad de volver a vivir en directo la competición de esports presencial en UBEAT LIVE FEST y no he parado de vibrar con cada uno de los partidos, incluso aquellos en los que no jugaba Giants. Me he dado cuenta que los casters son la cuadratura del círculo de la experiencia y que la calidad de sus voces y la capacidad de ‘escupir’ palabras que rodean de sentido a la retransmisión es un DON.
No puede ser de otra forma: es un DON. Los casters tienen el don de conducirte a través del juego y hacerte vivir cada fight y cada consecución de objetivos. De sentir la urgencia de plantar la spike/bomba o vivir la ansiedad de superar una ronda ECO.
La exigencia de ser caster
Estoy impresionada con su capacidad de conocimiento del juego, de análisis en décimas de segundo, su forma de verbalizar las emociones y sus múltiples lecturas de lo que puede suceder en los 5 o 6 segundos inmediatamente posteriores al momento que narran.
Hace años que trabajo en el sector de los esports y reconozco abiertamente que el trabajo de los casters es una de las cosas que más me ha impresionado siempre junto con el talento en el juego de los jugadores profesionales.
Ser caster supone una gran exigencia. Entiendo que no sólo la obvia de cuidarse la voz, también la de estar al día de todo lo que sucede alrededor del juego, personajes, meta, etc…
Ellos y ellas lo hacen fácil (parece que lo hacen fácil), pero tiene un trabajo detrás de horas dedicadas al juego y a la competición. También de entender el ecosistema que rodea a los equipos que juegan y de sacar su lado más comercial para cumplir con los compromisos promocionales pactados con los patrocinadores.
Gracias a los casters por hacer posible la experiencia de vivir la competición.
Sin casters no hay esports. Deberíamos hacer una camiseta con esta frase.