Poco a poco se está convirtiendo en habitual ver inversiones un tanto «polémicas» en el ecosistema de los esports, algo que ya ha acaparado los deportes tradicionales. Una de las últimas decisiones más importantes, y sonadas, fue trasladar la BLAST Premier World Final a Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos y que no destaca precisamente por el respeto a los derechos humanos. Tras finalizar el torneo, este tema ha llegado incluso al Gobierno danés debido a que la propia organizadora también recibe inversión de un fondo estatal.
Cuando se conoció en un primer momento que la BLAST Premier World Final de 2022 se iba a disputar a Abu Dhabi no gustó nada a una parte de la comunidad. Hasta la propia organizadora no le quiso dar mucho bombo por razones obvias, pero en ningún momento se echó para atrás esta decisión como sí sucedería con el Major de Rainbow Six: Siege por parte de Ubisoft. Con el trascurso del tiempo la escena se ha ido olvidando de esta polémica y el torneo se ha disputado sin problemas. Finalmente, G2 Esports conquistó el último gran torneo del año y pocas voces han recordado la localización del evento.
BLAST recibe inversión danesa
No obstante, no todo el mundo se iba a callar. La Danish Broadcasting Corporation recordó a los daneses que su Gobierno estaba financiando indirectamente al Gobierno de Arabia Saudita con este tipo de acuerdos. Según este medio, entre el 20% y 30% de BLAST pertenece al Gobierno danés debido a Vækstfondenm, un fondo inversión de todos los daneses que habría proporcionado unos diez millones de dólares a la organizadora. Esta noticia llegó a varios parlamentarios y se convirtió en un tema de discusión para llevarlo ante el comité parlamentario. Cabe recordar que BLAST todavía tiene contrato con Arabia Saudí y el acuerdo no ha terminado con este evento.
En Dinamarca no ha gustado mucho que una empresa que recibe inversión pública esté trabajando en Abu Dhabi, una ciudad que cuenta con abusos contra los derechos humanos. Cuestiones como está han ocupado los focos mediáticos en los últimos meses debido, principalmente, al mundial de fútbol celebrado en Qatar. Países «poco amigables» con colectivos están intentando limpiar su imagen acogiendo eventos de este tipo mientras que las empresas aseguran que es bueno para el desarrollo del país y su sociedad. Seguramente no sea el último escandalo de este tipo, pero habrá que estar atentos a lo que pueda declarar el Gobierno danés sobre esta polémica.