Lo de los Esports Awards y eso de ser galardonado
Nunca se me ha dado bien ser benevolente conmigo mismo y con las nominaciones he podido librarme en cierta parte
El pasado San Juan revelaron definitivamente los nominados a los Esports Awards. Entre ellos colaron Bloop (paso ser estricto escribir nombre y apellido, estamos en confianza) y Esportmaníacos. Uno para mejor periodista y otro por mejor medio de comunicación del año. Nacionalismo de verdad, no el que la centro-derecha más rancia y el nido de nazbols del Frente Obrero nos intenta colar. Twitter, que es innegablemente la plaza en la que plantamos nuestra silla de plástico y empezamos a hablar de todo con todos en medio de una calurosa noche, empezó a brillar. Y no, no es sarcasmo.
La clave está en un tweet inicial de Kuentin, su respuesta inicial a Ibai y la conversación que mantuvo con Fernando Cardenete. Encontré que todo el mundo tenía razón. Vale que los Esports Awards están enfocados al mercado anglosajón, pero joder, hemos conseguido colarnos ahí como comunidad. Como Cardenete entiendo que son premios orientados que incluso rozan el concurso de popularidad. Sin embargo, los hemos asaltado teniendo mucho menos recursos en comparación a la gran mayoría de países. Por lo tanto, el mérito me parece inmenso. Mucho más teniendo en cuenta que hay dos extremos: gente que se sobrevalora mucho por un trabajo simplemente correcto y otras cuyo síndrome del impostor les impide darse cuenta de que, efectivamente, son de lo mejor en lo que hacen.
Cuando ya vi todas las nominaciones con la calma subí el tweet protocolario de «estoy un poco orgulloso», pero se me fue en un abrir y cerrar de otros. Me pasó como con el verificado de Twitter: el flexing fue efímero. No me salía aquello de fardar teniendo en cuenta el volumen de trabajo de mis compañeros y cómo nuestro superior nos lo deja todo en bandeja. Nunca se me ha dado bien ser benevolente conmigo mismo porque todavía sigo sin encontrar el punto intermedio con el que lidiarme. Pero en esta ocasión ya no sólo era incapaz por eso, si no por toda la gente que sé que trabaja más o es mejor que yo y que no cuenta con el mismo «reconocimiento». Que no soy ninguna estrella -ni lo pretendo-, pero ya entendéis por dónde van los tiros.
Peco de pragmático. Soy muy pasota con los Esports Awards porque no estoy seguro de si eso se va a trasladar en mejores condiciones laborales. Tanto para mí mismo como para todos mis compañeros, tanto de este propio medio como de profesión y sector. Y ojo, que yo no estoy como para quejarme. Pero lo que de verdad quiero es mi piso con terraza. Recibir alguna felación está bien, pero precisamente no la busco en forma de título individual, y menos si no me va a asegurar ni ninguna mejora ni continuidad. Así que más allá de felicitar a los merecidos nominados, la conclusión es la de siempre: ganamos más apoyando lo que nos gusta que no vertiendo odio. Eso y creérnoslo, algo que bien decía Thorin precisamente en su discurso de ganador. Pero esto último es difícil, así que sin presión, que tampoco estoy yo como para predicar.
«Dile a esos raperos que se olviden de odiar, que yo no entro en sus movidas sólo quiero mi pan. Hacer un par de miles y escapar de la ciudad. Se lo he dicho como 30 veces ya» – Rels B