La compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft ha provocado un auténtico terremoto en la industria del videojuego. A priori, una de las compañías más perjudicadas es Sony, por la incertidumbre y el revés que supone el hecho de que varias de las licencias más productivas de tu sistema pasen a formar parte de uno de tus rivales. En la bolsa es habitual la fluctuación, pero el desplome de Sony es el mínimo de la compañía en tres meses.
Tras el cierre del martes 18 de enero, Sony ha caído un 7,17 % en la Bolsa de Nueva York y un 13 % en Japón, la mayor caída desde 2008 tal y como informa Bloomberg. Por otra parte, las acciones de Activision Blizzard aumentaron en un 30 % tras anunciarse su venta a Microsoft.
Momento importante para Sony, una empresa muy bien posicionada en la industria del videojuego al igual que Nintendo, pero que en cuanto a posibilidades económicas no puede permitirse el tipo de movimientos que está realizando Microsoft.
¿Debe contraatacar Sony?
La compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft es un movimiento histórico en la industria, algo que puede terminar cambiando mucho más de lo que pensamos el mundo del videojuego. Grandes franquicias y sagas históricas pasan a formar parte del gigante norteamericano, y una de ellas, es especialmente popular en PlayStation.
La saga Call of Duty es de forma habitual uno de los títulos más vendidos en PlayStation, por lo que el hecho de que esta pertenezca a Microsoft a buen seguro ha traído preocupación en las oficinas de Sony. Sería extraño que estos se volviesen exclusivos, interesa seguir captando el mayor número de ventas posibles, pero parte de lo recaudado irá a parar a tu máximo rival.
Muchos pensaréis, ¿debe Sony contraatacar? Adquirir otra gran compañía, dar un enorme puñetazo sobre la mesa. Deberían, pero no pueden, a nivel económico Sony y la gran mayoría de la industria juega en otro liga en comparación a Microsoft. Su guerra es otra, destacar en base