KT Rolster es una organización profesional cuya localización es Corea del Sur. Hace unos instantes, la propia organización ha hablado en redes sociales para condenar los actos de una minoría de fanáticos. Y es que, tal y como revelan desde KT Rolster, estos «fanáticos» han violado sus derechos mediante actos que consideran «socialmente inaceptables«, sobre todo tras enviar un arma a las propias instalaciones.
.@KTRolster_tw releases statement condemning actions that are not acceptable by "societal standards", including abuse and hate towards the team, photographs of a deadly weapon to players/coaches/management, and sending a box containing a deadly weapon to their practice facility. pic.twitter.com/fhBI3Xr29a
— Kevin Kim (@KevinKimLoL) July 18, 2022
Según confirman en el texto, tanto los jugadores como los managers recibieron numerosas fotografías de armas e incluso habían enviado una caja que contenía una de ellas. Por supuesto, desde KT Rolster destacan que esto ha provocado una gran ansiedad entre todos sus integrantes. La organización surcoreana teme que esto pueda tener un impacto negativo entre sus componentes de cara a futuro.
KT Rolster recibe amenazas de muerte
Hasta la fecha, KT Rolster se plantea tomar distintas medidas en caso de que continúen con este tipo de amenazas. Según afirman, estas acciones estarían comprendidas bajo diferentes artículos: el 284 por diversas amenazas, el 311 por los insultos y el 70 por la Promoción del uso de redes de comunicación y de la protección de la información.
Desde la organización quieren proteger sus intereses y evitar que este tipo de actos vuelvan a repetirse. «KT Rolster siempre hará todo lo posible por proteger los derechos e intereses del equipo así como promover el desarrollo saludable de la cultura de los esports«, reclaman en el comunicado.
Otras organizaciones se han volcado con KT Rolster, apoyando a todos sus integrantes y condenando estas acciones por parte de los fanáticos. El claro ejemplo lo tenemos con Joe Marsh, CEO de T1. Marsh destacó que no hay lugar alguno para este tipo de comportamiento. «Existe una línea entre el aficionado y el fanático y esto la cruza por completo. No debemos permitir que este tipo de comportamientos se normalicen», dijo.
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